Cuentan los cánones del fútbol que en ocasiones no es preciso ser el mejor, el más rápido, el más técnico para ganar un partido. El Saso era consciente de la necesidad de puntuar contra los líderes de la clasificación, el siempre difícil Pincia.
Las bajas siguen azotando al club franjinegro, pues a la ristra de lesionados se unían el estudioso Jesús; Juan, que jugó con los Aficionados la tarde anterior y Carlitos, que fue a Italia en busca del esquivo amor. La nota positiva para el club era la recuperación de Baúl Trillas, que superó con éxito una rotura fibrilar.
Después de la derrota contra el Íscar se vivía un ambiente de concentración y anhelo de triunfo en el vestuario de los Cerros. El trabajo psicológico de Edgar y Víctor parecía dar fruto en la escuadra neroazurra, cansada de una situación negativa en las últimas fechas.
La dupla técnica había decidido apostar por Miguel en puerta, Pablo, David, Xufo y Jorge en retaguardia; un doble pivote en el que Dani acompañaba a Mikel; por delante Héctor, Tuqui y Guille y como punta de lanza Álvaro, representante de la cantera, que completó una buena actuación. Este era el once que quería ganar a los líderes y dar un paso adelante en la clasificación. En el banquillo esperarían su momento Pinipón y Santi.
La contienda comenzó puntual a las 13 horas. El banquillo local lo lideraba Juan y su libreta, siendo Don Limpio y Moureno sus escuderos.
Los primeros compases del partido denotaban la intensidad de los chicos del Saso, reacios a perder un balón y no luchar por recuperarlo. La línea defensiva se mantenía seria y eficiente, despejando las acometidas visitantes. De medio campo para adelante destacaba Héctor, jaleado por un grupo de aficionados, que marcaba la diferencia con su juego de toque y velocidad. Un disparo suyo puso en aprietos al meta del Pincia, que suspiró aliviado al alejarse el cuero de su marco.
Ambos equipos generaban peligro con su juego atrevido, en el que el Pincia demostró su sitio en la clasificación con un pase en profundidad que el jugador número 9, con mucha clase, alojó en las mallas con un sutil toque de vaselina ante la salida de Miguel.
Duro varapalo ese gol antes del descanso, pues el encuentro destacó por su equilibrio y paridad de fuerzas, pues pese a su dominio el Pincia no merecía el gol. El Saso no perdió la cara a la primera mitad y el premio del gol llegó a pocos minutos de alcanzar el descanso. Guille controlaba un balón con la panza y, con el interior del pie, hacía llegar el cuero a la escuadra con cierta fortuna. Un lunático del banquillo afirmaba que la calidad de los Moreno es eterna.
El paso por vestuarios permitió a ambas ententes recuperar fuerzas e hidratarse, pues el sol se erigió como protagonista de la primera mitad. En la caseta la dupla técnica recordó la importancia de ser intensos y agresivos, pues el fútbol no es concebible sin meter el pie o sin correr a por un balón.
El segundo tiempo comenzaba con el valioso empate en el luminoso, que con 45 minutos por delante tendrían que multiplicar sus esfuerzos para detener las acometidas franjinegras. El Pincia demostraba que son buenos futbolistas y seguían poniendo en aprietos a una eficaz zaga local, muy ágil a la hora de detener el rápido juego de los visitantes.
El banquillo sufría con el empate, pues el punto era un botín precioso para la zamarra del Saso, de ahí la lucha y la brega de todos los integrantes del equipo para mantener el resultado, capaz de sobreponerse a un Tuqui que llegó a poner de los nervios a alguno de los participantes del partido. Su sustitución fue por Baúl, que entró en el tapete para aportar sangre fresca al tapete.
Héctor seguía dejándose el alma en las jugadas y en crear peligro a la meta del Pincia, en una destacable actuación hasta que sus eternos problemas físicos conllevaron su sustitución por Santi, que gozaría de unos 20 minutos sobre el campo.
Pero a perro flaco todo son pulgas, y las lesiones y las abjas están convirtiendo al José Luis Saso en un perro abandonado. La diosa Fortuna dio la espalda de nuevo y a falta de 10 minutos para el silbido final, una internada por banda daba lugar al 1-2 del equipo visitante, ante la frustración de los franjinegros, impotentes.
Los últimos minutos fueron un cúmulo de llegadas locales, como una dudosa cesión que el árbitro pitó, si bien anuló el gol del empate por extraños motivos. Con un Saso alborotado y ofensivo, el Pincia anotó dos nuevos goles que ahogaron el esfuerzo de 11 gladiadores sobre el coliseo de los Cerros.
Las próximas semanas, de celebración religiosa, permitirán recuperar efectivos y fuerzas de cara a un exigente tramo final de la temporada, en el que el Saso tiene que sacar muchos puntos si quiere dejar pasar el miedo del descenso de categoría.
EL DANDY:
Héctor. Su calidad es un factor decisivo que marcará el devenir del saso.
EL CRACK:
Jorge. Tanto de lateral como de interior recorrió la banda y se dejó la piel en el tapete.
EL DURO:
El señor de la grada que no paró de rezongar. Ángel Sanz tuvo que pararle los pies con su fina prosa.
VAYA DÍA:
Tuqui. Tiene que cambiar su actitud hacia el balón si quiere aportar cosas positivas.
EL KRAKEN:
Todo aquel que no crea en la salvación del C.D. José Luis Saso.
JN13
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