martes, 28 de febrero de 2012

Con la cabeza alta.

Cuentan que Napoleón iba de rojo por si le herían en la batalla, para que sus tropas no se vinieran abajo, por eso Rajoy lleva pantalones marrones. Como en toda guerra o batalla, el fútbol presentaba un nuevo reto al Saso, pues las bajas seguían acosando a un equipo lastrado por las lesiones en un campo complicado como el de Santovenia. A las ya sabidas se añadían Tuqui, sin noticias en el parte médico sobre él -según fuentes-; Pablo, enfermo y Miguel, sancionado.

Once eran los efectivos con los que los neroazurri afrontaban el encuentro, pues en el banquillo estarían Héctor, en proceso de recuperación, y Popeye Guille, con dolor por su muela extirpada. La dupla Moureno- Edgar Faria tuvo fácil componer el equipo inicial. Juan de guardameta, la zaga para Dani, David, Xufo y Tiñas; en el centro del campo Jesús acompañado por los mermados intelectualmente físicamente Mikel y Carlitos. La punta de lanza la integraban Hugo, Santi y Jorge.

Cosas del vestuario número 4, pero a los veinte segundos ya campaba la desventaja. Una serie de fatalidades tras sacar de centro acabó con el cuero en la meta, tras sendos rebotes que cambiaron la trayectoria del esférico. Los negativos precedentes en el feudo del Santovenia hacían presagiar lo peor. Por fortuna, el equipo recordó las sabias palabras de Edgar "Hay que ganar". El ejercicio de psicología del entrenador quedó patente al olvidar sus pupilos el varapalo inicial. Pero no bastó para detener los envites de los locales, a balón parado o por acciones desde las bandas, que la defensa y el portero supieron solventar.

Fue en una de ellas cuando Juan se hizo con un balón en un córner y vio a Hugo desmarcándose. No lo dudó y el balón llegó a campo contrario para que el 19 lo introdujera en la portería.

1-1 y todo por disputar. Fue un mazazo anímico para los locales, pues cabe decir que el Saso tampoco había dado mucho peligro. Y la ocasión la pintaban calva, por lo que los visitantes salieron de la cueva, como Platón, y comenzaron a poner en aprietos al meta rival. El partido se calentaba por momentos, pues la ardiente grada trataba de descentrar e intimidar. A ello se unió una brutal patada de Santi, que llegó tarde a despejar, al incisivo número 2. La acción tuvo severas consecuencias, pues la amarilla que con buen juicio el árbitro mostró cambió por completo el devenir del encuentro.

Poco antes de concluir el primer tiempo, un ataque franjinegro bien llevado por Santi acabó en pies de Jorge, quien demostró su dulce estado de forma llevando el cuero a las mallas.

1-2 en Santovenia al descanso, buena cosecha en el seco campo. Todas las líneas funcionaban, pues la defensa y el portero impedían que el ataque rival fuera gol u ocasión de peligro.

La vuelta del asueto fue completamente opuesta, parecía que el Saso había agotado su combustible y se preparaba para sufrir. Y así fue, puesto que pese a los esfuerzos de la defensa era demasiado notable el cansancio de la agotada medular, por lo que llegaban balones desde todos los frentes. En uno de ellos se plantó el rival ante Juan, que aguantó el mano a mano, pero su rechace llegó a pies de un atacante local y el gol llegó e igualó la contienda.

El miedo a la derrota se plasmó en precipitaciones y errores de todo tipo, como el que previamente había cometido Santi. En una jugada embarullada recibió la segunda tarjeta, condenando a su equipo a remar contracorriente el resto del encuentro. El varapalo fue tal que en un balón profundo el jugador del Santovenia hizo que el 3-2 llegara al marcador y pusiera todo en contra del Saso.

La tónica estaba clara, atacar en busca de un valioso punto, para lo cual Héctor, también renqueante, entró al terreno de juego. El 9 no fue suficiente para llevar peligro en ocasiones concretas al área rival, si bien balones largos ponían en aprietos a la zaga local. Los neroazurri estaban descolocados, cada uno en un sector del campo, sin orden ni concierto, por lo que el 4-2 no tardó en llegar, impidiendo cualquier conato de épica. El oficioso equipo local supo jugar sus bazas, y más con el agresivo número 4, con cuyas entradas puso en riesgo la integridad física de Juan, a quien le golpeó con la rodilla en la cabeza en un balón dividido.

Y así acabó el encuentro, con sensaciones positivas fruto del incesante esfuerzo de los visitantes, que con 11 jugadores y dos de ellos muy mermados, plantaron cara al aguerrido equipo local. Aún queda mucho por delante en busca de la ansiada salvación, y la primera etapa es contra los segundos clasificados, Las Delicias, el domingo a las 13 horas.

Para ganar necesitaremos darlo todo, no excedernos la noche anterior y el calor de la grada.

¡Aúpa Saso!



EL DANDY:

David y Rubén. Su sobriedad defensiva impidió un resultado más abultado.

EL DURO:

Santi. Arreó una coz que casi mata al rival.

EL CRACK:

El sonido que hizo la pierna del 2 al ser golpeado por Santi.

EL KRAKEN:

Santi dejó a su equipo con 10 en un feudo difícil, por lo que es merecedor de este premio.

lunes, 20 de febrero de 2012

Tiro en el pie.

El fútbol es un deporte de errores. En el gol de Maradona alguien pudo pararlo con una patada, quizá un agarrón hubiera detenido a Zidane en Glasgow y quién sabe si un matiz en una jugada de estrategia hubiera conllevado el gol.

El fútbol deparaba un duelo inetresante el domingo a las 13 horas en el fuedo de Los Cerros. El Saso recibía al tercero de la categoría, el Simancas, en cuya casa empataron a dos. Los locales estaban mermados, pues a la ya infame lista de bajas por lesión se unían Jesús y Santi, ausentes por diversas causas. Fruto de este lamentable panorama Moureno y Abelardo tenían que modificar el sistema habitual en favor del 3-4-3. Morro se hubiera desmayado. El once inicial lo integraban Juan en arco, con Pablo, David y Rubén como trío de centrales, siendo Raúl y Guille los carrileros. La media fue para Mikel y Dani. Como tripleta atacante estaban Jorge, Tuqui y Miguel, que se estrenaba en punta.

Sabedores de que el panoraba era complicado, los gladiadores neroazurri saltaron con la victoria entre ceja y ceja. El dominio era visitante, pues el Saso apenas podía hilvanar jugadas consecutivas. Muestra de ello fueron unos córners que acabaron en remate lejano que Juan repelió con una buena estirada. El espíritu de Santovenia resurgió cuando en una falta, dudosa, que puso Xufo desde su casa, llegó a pies de Dani tras una serie de rebotes. El 6 lo metió y puso la ventaja en el tanteador.

Con un árbitro que veía menos que un gato de yeso, tocaba remar para defender la renta.  Con casi cinco defensas debido a la atrasada posición de Raúl y Guille el equipo tenía que multiplicarse para detener las acometidas del Simancas. Tanto la defensa como la media lo hicieron de maravilla, impidiendo que el ataque rival acabara en gol. Incluso las faltas al borde del área que el colegiado dictó fueron bien repelidas. El fútbol es un deporte de errores. En un mal pase atrás de Miguel el cuero llegó a los pies del oponente, que con un buen pase en profundidad facilitó a su delantero para que igualara el marcador.

Todo seguía igual, con un Saso siguiendo un estilo que emocionaría a Clemente y el Simancas frustrado ante el muro franjinegro. Sin embargo, puede que con justicia, un desajusto defensivo habilitó a su delantero para que encarando a Juan, subiera el 1-2 al marcador.

Pintaban bastos para los locales, pues en apenas diez minutos habían perdido su ventaja. Con solo once efectivos, junto al maltrecho Carlitos, nadie diría que se pondrían de nuevo en pie. Pero con este equipo, todo es posible. Tras cambiar el sistema a un 4-4-2, todo cambió. El Saso comenzó a desplegarse y en un balón dividido, lejano, Dani puso el cuero por la escuadra tras sorprender al arquero rival. Un gol digno de aparecer en la televisión.

Y así llegó el tiempo de asueto. El 2-2 campaba por los Cerros tras una equilibrada primera mitad, en la que el Simancas manejó más la pelota.

Con la vuelta de los vestuarios todo siguió la misma tónica. El Saso apostó por tocar más el balón, máxima necesaria para no cansarse. El árbitro seguía empeñado en pitar faltas para el Simancas, que compensó con fueras de juego pitados al tuntún. Lamentable la actuación del trencilla para ambos equipos. En este momento Carlitos entró a jugar, aún dolorido de su tobillo. Apenas pudo mejorar la calidad del partido.

Los minutos pasaban y el resultado no se movía, con ocasiones para ambos bandos que los respectivos guardametas detuvieron con éxito, como sendas intervenciones seguidas de Juan para evitar el 2-3.

Cinco minutos esperó el árbitro para que un energúmeno aficionado energúmeno abandonara el recinto. Da mucha pena que en un partido de juveniles un individuo se dedique a insultar, sea quien sea. Tras esa interrupción llegó el cataclismo. Un cúmulo de errores. Una falta en defensa que Xufo dio atrás para que despejara el portero. Juan vio como su control era largo y tras dudar, golpeó al balón y al suelo, por lo que el esférico salió rebotado. Lamentable el fallo del arquero, que ensombreció su buena actuación anterior. El balón llegó a la delantera rival, que no falló y puso el 2-3 en Los Cerros a diez minutos del final.

Balones colgados al área casi igualan el duelo, si bien Pablo no pudo peinar adecuadamente un remate que salió lamiendo el poste. Y así acabó el duelo.

Marcado por el coraje, el ímpetu, el valor y el esfuerzo local y un fallo del portero. El fútbol es así y de nada sirve lamentarse. Hay que lamerse las heridas y derrotar al Santovenia en la próxima jornada.

Juntos podremos.





EL DANDY.

Como su propio nombre indica, Dani. Sus dos goles casi le dan un punto al Saso.

EL DURO.

El aficionado de la banda. Los berridos se asemejaban al de un carnero en celo.

EL CRACK.

Todo el equipo. Su arrojo demostró que incluso con once pueden ganar a cualquiera.

EL KRAKEN.

Juan. Su fallo grosero impidió llenar la casaca franjinegra con un punto.



lunes, 13 de febrero de 2012

La mejor defensa...

Domingo a las 15: 45. En plena ola de frío siberiano el Saso tenía que enfrentarse a un rival directo por mantener el legado en la primera categoría juvenil. El San Isidro, que había ascendido junto a ellos, se presentaba para dar batalla en la trinchera de los Cerros.

De nuevo el conjunto neroazurri tendría que afrontar una espiral de bajas en sus filas. A los gravemente lesionados Miguel, Morro y Pérez se unían el sancionado Santi y Viruta, aún con molestias en sus gruesas patas. Pablo tenía que entrenar a sus temerosos pupilos, por lo que tampoco pudo acudir. El lector se preguntará por El Gran Timonel, Carlitos. Como todos sabemos, cayó lesionado el anterior encuentro. No obstante decidió acudir a ayudar a sus compañeros, pero tras calentar un poquillo se declaró impotente. Además dijo que no podía jugar por el dolor en el tobillo.

Para contrarrestar esa baja, Víctor Moreno y Aberlardo, los entrenadores locales, incorporaron a Guillermo a sus huestes. Junto a ellos conformaría Miguel como jugador suplente, puesto que el once que ansiaba vencer a los amarillos lo integraban Juan bajo palos, Baúl en la banda, Dani en zurda y en el medio de la defensa David y Xufo. Por delante de ellos, pues el 4-3-3 persiste, estarían Mikel, Jesús y Hugo, siendo las bandas para Jorge y Tuqui. El punta, pues no hay otro mejor, Héctor.

Con un frío del carajo, el anaranjado árbitro ordenó el inicio de la contienda. En un incierto comienzo, con ambos equipos adoleciendo de toque y combinatoria, los primeros minutos fueron una agresión al fútbol. Fueras de juego mal señalados por el árbitro, faltas del correoso equipo amarillo que no pitaba, imprecisiones y pocas ocasiones de ambas escuadras precedieron un pase en profundidad que Tuqui, para cuasiinfarto de la grada, logró meter (lastimeramente) en el arco. Pero el trencilla decretó un fuera de juego inexistente. En un nuevo error Hugo, en claro órsai, se plantó ante el portero rival. Tan cómodo estaba que quiso hacer la cuchara, pero mandó el balón lejos.

El descanso llegó tras alguna peligrosa llegada del San Isidro que Juan detuvo bien. Una vez en la caseta, la dupla técnica tuvo que afrontar un nuevo reto ante la lesión de Hugo, al cual el también renqueante Guille sustituyó. La arenga de los jóvenes entrenadores, en busca de más posesión de pelota, pareció reactivar a sus subnormales avispados jugadores.

Con el cambio de campo, el Saso quiso el cuero, intentó tocarlo más para que el mejor ataque fuera una buena defensa. Y esto se hizo realidad. Pese a que Juan enloqueció y casi regala el balón al rival en un recorte arriesgado en su área, el equipo de calzón negro siguió llegando y tanto va el cántaro a la fuente, como dice el dicho, que pasó lo que pasó. Un córner de Dani cuya trayectoria el viento modificó llegó al flequillo del gordo astuto número 8, Xufo, que con la cabeza puso el 1-0 en el marcador. El Saso parece que funciona gracias a los goles de los defensas.

Este varapalo espabiló a la escuadra rival, que con balones largos bien solventados por la zaga puso en aprietos al arquero Juan. Y en ese marco, un nuevo varapalo para el club. Héctor "muñequita de cristal" Rayaces volvía a dolerse de los gemelos, por lo que Miguel, portero, tuvo que ponerse de ariete para suplir al 9.

Casi se cae el estadio cuando en una clara ocasión Miguel cedió el balón a su amigo Jorge que, inexplicablemente, mandó el cuero a un punto entre Kosovo y Bosnia. Casi llega el tanto de la tranquilidad, y como el que perdona la paga, el gol oponente llegó. En una ágil jugada de contraataque, un jugador rival encaró a Juan y desde fuera del área puso un ajustado disparo que igualaba el duelo.

Se disparó el canguelo El equipo local supo reponerse y  con calma, siguió hostigando al meta isidrino, pues tenían 10 minutos para ganar un partido vital para su futuro. Casi sucede con un balón en parábola de Miguel, pero el mundo se paró con un envío lateral de Tuqui que Mikel prolongó. En el primer palo, como mandan los cánones, estaba Miguel que con el espíritu de Santovenia metió el cuero. A punto estuvo de morir asfixiado por sus compañeros, pero no importaba. El Saso encarrilaba el trinfo.

Con una soberbia defensa que despejó todo intento de llegada rival, fuera aéreo o raso, la escuadra neroazurri supo usar el contraataque y DJ'OGE puso, con ajustado disparo a la cepa del poste, el definitivo 3-1 al tanteador. Y el árbitro pitó el fin de la agonía y del sufrimiento.

El partido demostró la dependencia del club local hacia su defensa, autora de 10 goles en la temporada y responsable de la positiva racha que atraviesa el Saso.

El domingo a las 13 horas, os espero en Los Cerros.

JN13.



EL DANDY.

Xufo. Su sobriedad defensiva y su gol dieron el triunfo al equipo local.

EL DURO.

Jesús. Dio una coz a un rival que casi provoca su expulsión.

EL CRACK.

Miguel. Desde el banquillo revolucionó el partido y marcó el gol decisivo.

EL KRAKEN.

Baúl. Pinipón no tuvo un encuentro muy afortunado, si bien sigue siendo un lateral extraordinario.



lunes, 6 de febrero de 2012

Página en construcción

Estamos mejorando nuestra imagen. En los próximos días procederemos a ofrecerles toda la información acerca del equipo.
Disculpen las molestias.

En la senda del triunfo.

"El Saso se levanta y derrota a un rival directo".
Tras la derrota de la semana anterior contra el Pegaso, el José Luis Saso visitaba el campo de mismo nombre con sensibles bajas, como Tuky, que iba con los Aficionados a ayudar a levantar ese equipo, para enfrentarse al Parquesol. A ello se le unen las ya sabidas bajas por lesión, que azotan al equipo neroazurri desde el principio de la campaña. La nota positiva fue la vuelta de DJ'OGE o JF14, una vez recuperado de sus dolencias oculares.

El panorama era desolador debido a las ausencias, si bien apareció un individuo que levantó los ánimos. Borja Saso, el hijo pródigo, volvía a los terrenos de juego para llevar a su querido equipo, pues Víctor y Édgar estaban citados en Renedo, si bien le dejaron unas instrucciones que Borja siguió al pie de la letra, añadiendo en la arenga ese punto de picante tan suyo y que tanto gusta.

El vestuario, concentrado, supo que formaría Miguel bajo palos, defendido por Jorge, David, Rubén, y Pablo; en la medular, Carlitos, Hugo, Mikel; en las bandas Santi y Raúl y en punta... ahí está, se viene... Kuuuunnnsssitooo Héctor, más malo que el argentino, claro. En el banco esperarían su oportunidad Dani y Juan.

El partido comenzó y el Saso intentó seguir plasmando su apuesta por el toque y el juego, y ello mostró en los primeros compases del choque. Tras ciertas imprecisiones defensivas de ambos equipos, cuyas zagas estaban algo dormidas, un córner botado por los visitantes fue despejado y llegó a pies de Mikel, que conectó un gran remate desde fuera del área que, ajustado al palo, puso el 0-1 a los dos minutos. El cabezón número 5 lo celebró como un torero (No se lo cree ni él).

Fue entonces cuando el Parquesol despertó y, pese a atesorar poca calidad y practicar un fútbol directo e impreciso, comenzó a poner en aprietos a las huestes sasistas, que se vieron en apuros en más de una ocasión, pues el viento les jugó una mala pasada .

Y la desgracia se cebó de nuevo con el Saso cuando Carlitos, en un mal apoyo, se dobló el tobillo y tuvo que ser sustituido por Dani, cambio muy criticado por el público, que esperaba poder gozar de la clase y el savoir faire de Juan. El parte médico oficial revela que es un esguince de tobillo de grado I y que si todo va bien, el lechón rubio volverá a los campos en una semana.

Esto lo acusó el equipo visitante y se empezó a sentir a contracorriente. En una jugada a trompicones por banda izquierda el balón llegó al área y un jugador rival, sin oposición, cabeceó a la red el cuero.
1-1 y Borja clamaba a los cielos más intensidad.

Ansiosos por la llegada del descanso para enfriar sus ideas, el Saso a punto estuvo de irse perdiendo debido a algunas imprecisiones de Rubén, algo lento durante el encuentro. Pese a no merecerlo, todo pudo cambiar si Mikel, en jugada individual, hubiera acertado a marcar un mano a mano.

Tras cambiar los campos se reanudó la contienda con una sensible modificación en el sistema, Héctor caía más al centro del campo para llevar la manija del partido y Hugo adelantaba su posición. Fue éste cuando en una pelota muy complicada, acertó a meter el pie y superar, en preciosa vaselina, al arquero rival y subir el 1-2 al tanteador.

Héctor se sentía cómodo y el Saso llevaba el cuero con cierta facilidad, si bien no había excesiva fluidez en el juego. Los sustos llegaron con lagunas defensivas que tuvo que solventar Miguel para impedir el empate.

Pese a que el oponente anaranjado era poco imaginativo y se basaba en el pelotazo a la olla, llevaban peligro, pero la cabeza de la defensa despejó esos balones al área.

La banda derecha estaba en serio peligro debido al bajón físico de Raúl, quien no dejó de atacar, incluso con sendos testarazos que casi elevan la renta.

Y de pronto, para poner tierra de por medio en el partido y dar cierta calma al populacho, Dani aprovechó un balón dividido para, desde lejos, ponerlo en la escuadra parquesolista. No se lo creía ni él, incluso se oyó un "Pero qué suerte tienes, chavaaaal" desde el público. La cosa había podido complicarse debido a que el árbitro, que no lo había hecho nada mal, enloqueció y expulsó a uno de cada conjunto, Santi en nuestro caso.

Sin más dilación concluyó el encuentro con victoria para el José Luis Saso, que logra superar en la tabla al Parquesol, rival directo en la lucha por la permanencia.
Al finalizar el encuentro, el ayer entrenador del equipo visitante hizo las siguientes declaraciones:
''Heheheeemos jugado cococcomoo el culo, pepepeero los chachavalees hihicieron un buenen tratrabajo.''


Pese a las mieles de la victoria, en el próximo encuentro habrán de afrontarse las bajas de Carlitos y Santi, que seguro que el cuerpo técnico intentará hacer olvidar para mantener la inercia positiva de sus pupilos.


Nos vemos en Los Cerros la próxima semana. Juntos, venceremos.


JN13

Sin toque no hay paraíso.

"El Pegaso nos dio un baño, pero el olor de  Pablo persisitió".
El sábado pasado se produjo un encuentro entre dos equipos en dinámica positiva, cada cual a su manera.

Por un lado, el equipo local, el Pegaso, que se encuentra en la parte alta de la tabla y el José Luis Saso, con el balsámico triunfo sobre el Laguna como argumento.

La escuadra neroazzurri presentaba de nuevo bajas, los exámenes y las lesiones lastraban de nuevo al equipo visitante y Víctor y Edgar tenían que hacer encaje de bolillos para realizar un buen once. El vestuario estaba conjurado para hacer buen partido ante un rival complicado, y eso intentaron cuando el árbitro, joven e inexperto, marcó el inicio del duelo.

El equipo inicial lo componían Juan bajo palos, Dani en la izquierda, Raúl (No el del Schalke) en diestra y como dupla de centrales PABLO y David, ambos zurdos. Delante de ellos dos peloteros, que no pelotudos, Rubén y Carlitros, con Mikel más adelantado. Este terceto era responsable de guiar al equipo hacia la victoria y de nutrir de balones a Hugo, Héctor y Tuky, tripleta atacante.

En el banquillo aguardaban su momento Miguel, Santi y Jesús. El timorato comienzo de los visitantes se plasmó en el minuto diez cuando, tras ciertas llegadas de los rojillos, un balón a la espalda en claro fuera de juego fue aprovechado y enviado a las redes por el ariete local. 1-0 y cierto desánimo, que Víctor y ese que se parece a Abelardo, del Alavés, intentaron arreglar arengando a sus chicos.

El equipo local era rápido en el toque y de ideas claras, marearon al centro del campo con sus veloces transiciones y dejaron en evidencia lo que se sufre sin balón.

En un arrebato de coraje, Héctor hizo una presión sobre el arquero rival y éste tuvo que desembarazarse del cuero, que golpeó en el costado del amanerado 9, que lo propulsó a las mallas. Sin embargo, el árbitro decretó mano, demostrando que veía menos que un gato de yeso, ante la ira de los visitantes.

Éstos recularon y recularon, provocando llegadas que el Pegaso no supo transformar en gol, si bien cabe reseñar el trabajo de David y Pablo sofocando esas ofensivas del equipo de rojo. El Saso estaba impotente, no lograba crear fútbol ni hilvanar tres pases seguidos, pues el balón llegaba al lateral y éste no tenía a quién dársela, por lo que rifaba el esférico, siempre en favor del Pegaso.

Con estas sensaciones negativas se llegó al descanso. Solo un balón puesto desde la banda por Tuky había inquietado a la zaga local. El balance era que solo los centrales habían hecho una buena labor, el resto no era nada bueno.

En la caseta, la dupla técnica puso a Santi sobre el verde en detrimento del extenuado Tuky.
Con este cambio el Saso parecía despertar ayudado por las indicaciones recibidas en el asueto, y se sucedieron las llegadas al área rival y a su vez se mostró gran agresividad, siempre de agradecer.

Raúl tuvo que pedir el cambio debido a su cansancio, no podía más el pequeño carrilero, y su lugar lo ocupó Jesús, lo cual conllevó que el sistema 4-3-3 pasara a ser de tres defensas en busca del añorado empate.

Esta vez quizá no fue acertada la decisión, pues tras sendas paradas de Juan y un pase peligroso dentro del área despejado de milagro por David, un balón se coló a la espalda de la zaga y tras un pase de la muerte, el gol subió al tanteador.

El equipo visitante no se amilanó y decidió cargar hacia el arco rival en busca de marcar un tanto que pusiera nerviosos a los locales. De hecho, en un balón embarullado, Mikel envió su chut al travesaño, para frustración de sus compañeros.

Y en una contra mortal de los veloces chicos del Pegaso, el delantero rival se plantó en mano a mano y puso el definitivo 3-0 en el marcador.

El partido murió con un Saso que jugó media hora con más corazón que cabeza y que no demostró su mejoría en el juego. Esperemos que lo haga pronto.

La anécdota de la tarde fue que la puerta del vestuario estaba más cerrada que una vasca y no abría, cual vasca, lo cual Tuky decidió solventar rompiendo la llave, para regocijo de sus compañeros. Fue precisa la llegada de un técnico especializado en esas lides para abrir el paso a la caseta, donde los chavales de pantalón negro fueron conscientes de que necesitaban darlo todo para vencer.

Ahora, a por el Parquesol el sábado a las 16 horas.

¡Podemos! (y debemos)

Si todo va bien, son un ciclón.

 "Otra vez el Saso demuestra su calidad con el balón".

Horas intempestivas para disputar un partido en el que el equipo local se jugaba seguir luchando por el objetivo de la permanencia. Un domingo a las 18 : 15 no invitaba al optimismo, y más con el equipo de las rayas lastrado por las bajas.

El equipo había sido citado a las 17 : 15 en Los Cerros, su caldera, su tapete, donde no debe de dejar pasar puntos si desarrolla su juego. Víctor y Edgar traían malas noticias. La ausencia de efectivos provocaba la participación de un miembro del Aficionado (Javi), y en el banquillo solo estaría Juanes. El colombiano no, Juan, apodado Viruta, que llegó tarde y no entró en el once y Juan, que llevaba medias y calzón negro por si el equipo necesitaba un ariete.

El once que debería de ganar al Laguna era de José Miguel bajo palos, el carril diestro para Raúl, David y Rubén como dupla de centrales y Dani ocupando la retaguardia por la izquierda. La apuesta del 4-3-3 seguía firme, por lo que el triángulo de presión avanzada que diría Mourinho lo conformaban Mikel y Carlos, con Hugo ligeramente adelantado. Arriba, las bandas para Tuky y Javi, con plena libertad para intercambiarse el puesto, y de nueve Héctor, que también alternó su posición con Hugo.

El trencilla dio la orden para que el balón rodara y el equipo local, alentado por la arenga del cuerpo técnico, avasalló al rival de inmediato. Ni un minuto fue necesario para que el balón besara las mallas. Héctor ejerció de pelotero y puso un balón medido a la espalda lagunera al que Javi llegó sobrado y con frialdad, regateó al arquero y puso el primero. El jolgorio del banquillo llegó, más que con el gol, con la presencia de Josele y la manta, que era necesaria.

De pronto, el equipo rival comenzó a llegar a puerta y tener más presencia. En un balón a la espalda, Miguel tuvo que cometer penalty para evitar el gol. El árbitro fue comprensivo y no penalizó con la roja, le bastó una amarilla. El jugador rival no falló y a los diez minutos el 1-1 campaba en el feudo neroazzurri.

El Saso se amilanó y perdió el balón, es entonces cuando sufre. No obstante, las ocasiones llegaban para los locales y el arquero amarillo tuvo que esforzarse al máximo para mantener la igualada del luminoso. De nuevo los locales se enfrentaban a sus fantasmas de cara a puerta, pues Héctor y Hugo marraron ocasiones que pudieron dar una holgada ventaja.

El descanso llegó y ambas ententes corrieron a recuperarse a la caseta, pues el esfuerzo fue grande en ambos bandos. En el vestuario, la dupla Moreno-Edgar levantó el ánimo de sus pupilos, algo hundidos por lo desgraciado del marcador. Otra losa cayó cuando Raúl afirmaba que su estado no era el adecuado y que apenas podría aguantar.

Los de calzón negro salieron al campo conscientes de la necesidad de vencer y mientras Viruta calentaba en banda, el equipo desarrolló un juego tan vistoso como ineficaz, pues el larguero, el arquero y los elementos se aliaron con el Laguna e impedían que el Saso tomara ventaja.

Cuando Raúl, extenuado, dejó su lugar a Viruta, Javi fue al lateral izquierdo y Dani fue a estribor, en términos navales. Viruta pronto ofreció su repertorio de regates, cambios de ritmo y carreras de esa manera tan graciosa para volver loca a la defensa rival. No podía faltar el gol. Y éste llegó en un barullo en el área de esos que tanto gustan a Rubén, que con su archiconocida astucia y más suerte que Altintop por estar en el Madrid puso el 2-1 en el tanteador.

Aún así, había temor en el ambiente y no por el rival, pues el equipo amarillo apenas inquietó a José Miguel salvo por sendas buenas paradas del ayer de blanco. Héctor volvía a resentirse de sus molestias en los gemelos y apenas podía moverse sin detenerse a estirarlos. El banquillo contaba solo con Juan para salir, nadie dudaba de su calidad, pero temían que lo de Héctor fuera para largo. Sin embargo, el grácil jugador siguió bregando y llegando a puerta, haciendo que su portero se agigantara por momentos.

Y de pronto llegó la lesión, pero no del rubio 9, sino de su Sancho Panza Viruta. En un feo gesto se dobló el tobillo y el pueblo enloqueció por ver a su referente, al espigado jugador que esperaba su turno en el banquillo. Rápidamente calentó y Juan se puso la zamarra con el 21 de Silva a la espalda y tras recibir unas indicaciones de Edgar, saltó al tapete bajo una sonora ovación de su público.

-"Edgar me dijo que aprovechara mi buen disparo para poner en aprietos al portero rival"- decía Juan a una fuente que no desea ser nombrada.

Y en su primera intervención el jugador, cerca de los dos metros, demostró su técnica al despejar un balón en defensa que Héctor no supo interpretar como pase al hueco. Dos sprints bastaron para demostrar que el delgado portero está aún poniéndose a tono, si bien no cejó en su empeño de presionar a la zaga rival. Y de pronto, el culmen de la clase. Un balón que caía de los cielos y que podría significar un gol lagunero si se combinaban ciertas circunstancias. Y apareció una pierna delgada para, con una calidad que detuvo el tiempo, bajar el balón y dejárselo al timonel de la nave, Carlitos.

El público ansiaba más del número 21, pero Héctor no quiso darle un balón de cara para que cerrara el partido, prefirió enviar el cuero a la pierna del portero. El redactor espera que Josele abra expediente al egoísta 9.

Cuando el encuentro agonizaba, un balón de Carlos llegó a Héctor gracias al arrastre de tres centrales que Juan hizo. El rubio ariete no falló y el equipo corrió a abrazarlo. Salvo el 21, que estaba resollando debido a un esfuerzo brutal por despistar con sus cambios de rito a la defensa rival. El populacho comentaba que hizo con los dedos la señal de cambio.

Algún embite del equipo canario solventado eficientemente por la defensa local precedió al pitido final. El Saso ganaba a un rival directo por 3-1 y demostraba que en caso de ausencias, tenía al polivalente Juan "Espárrago" Navarro dispuesto a ayudar al equipo en la delantera.

Al final del encuentro el cuerpo técnico felicitó a sus jugadores y recordó que eran capaces de todo, llegando a afirmar que en caso de permanencia, invitarían a unos cachivaches en los locales de más postín de la noche vallisoletana.

¿Quién ha informado de ello? Un topo en el vestuario que Josele no tardará en descubrir.

Si no me descubre, seguiremos informando.